Con esto termino


Con esto termino

En el último post, Freya acertó de lleno en su respuesta, y eso que no ve mucho la serie House. Lo cierto es que, conforme vamos analizando tramas, agilizamos nuestras habilidades. Esta es la fórmula que utiliza, para la mayoría de finales de capítulo, la serie de médicos más famosa del mundo: Hay una trama principal cuyo objetivo es diagnosticar una enfermedad. En paralelo, aparece una trama secundaria sin relación alguna con la primera. Mientras House conversa sobre esa otra historia sin importancia, dice algo o le dicen algo que le enciende la lucecita para resolver el problema de la trama principal.

“Odio esta cafetería, la gelatina se ha derretido con el calor… con el calor…¡¡¡CON EL CALOR!!! El paciente estaba en África, el calor fue el que alteró su medicación y por eso…”.

Es muy obvio porque la trama principal siempre es un diagnóstico. Si un personaje de tu novela es médico, y cojo, mejor será que no utilices este recurso por razones también muy obvias. Pero en otro contexto puede serte útil de vez en cuando.

FANTASÍA: El poblado y el dragón

–Mujer, no me molestes con los problemas del niño. Tengo que proteger el poblado contra el dragón que nos acecha. Tres ataques en dos semanas, no es normal.
–¡Estoy harta de oír hablar del dragón! También tienes una familia y tu hijo te necesita. ¿Acaso no te importa que se burlen todos de él? Hasta los orcos le dan de lado.
–Que aprenda a defenderse. Igual que yo. ¿Debo solucionar sus problemas siempre? A la larga sería un error.
–Ya lo sé pero no puedo evitar protegerle. ¡Soy su madre!
–Su madre… Su madre… SU MADRE. ¡Que llamen a los druidas y que traigan mi armadura, la que tiene manchas de sangre del dragón! Hay que analizar esa sangre.
–¿Por qué mi señor?
–Porque creo que ese dragón es hembra y madre, y puede que, de alguna forma, estemos amenazando a sus crías. Por eso nos ataca.

Fiel a tus principios


Fiel a tus principios


Ayer, en comentarios, nuestra lectora Cristina Jack descifró la fórmula que utiliza la serie ‘House’ para comenzar sus episodios con una sorpresa. Sabemos que cada semana hay un caso médico. Lo esperamos. Nos muestran un candidato óbvio. Un enfermo, un accidentado, alguien que deja de respirar. Sin embargo, ¡sorpresa, sorpresa!, no es el enfermo, sino un familiar que le visita el que colapsa con un sarpullido inexplicable en los brazos; no es el accidentado, sino el bombero el que durante el rescate se queda ciego; no es el hombre que deja de respirar sino el boy scout que le hace la maniobra de Heimlich al que, en el proceso, se le quiebran los brazos porque en cuestión de minutos han perdido todo su calcio.

Los seguidores de ‘House’ se acostumbraron a ese patrón y dejó de sorprender, pero si extraemos la fórmula y la utilizamos en un contexto distinto estaremos dando vida a nuevas y originales tramas. Unos ejemplos a bote pronto:

NOVELA HISTÓRICA: ¿Dónde está el Rey?

Una bella princesa llega al castillo exigiendo ver a su padre. Viene con sus guardias acompañada por una voluminosa y desgarbada doncella. Nadie le quiere decir a la heredera que su padre ha desaparecido en una reciente batalla.

Cuando se quedan a solas, la doncella se quita el velo y dice “Soy el Rey Ricardo, nadie puede saber que estoy aquí. Mi hermano debe creer que estoy muerto”.

NOVELA ERÓTICA: Soy tu amo

Cristina sólo reaccionaba ante la voz de su amo. Después de conocerle en internet, y tras sórdidas conversaciones telefónicas, su propuesta le sorprende. Hoy no le exige nada en el plano sexual, sino dar un paso en una dirección más íntima, casi romántica: una cita en un bar de la ciudad para conocerse por fin. Ella estaba sentada en el lugar de encuentro cuando un hombre alto y bien parecido entró en el local. Le empezaron a temblar las piernas cuando lo vio acercarse sin un amago de titubeo o nerviosismo, sus penetrantes ojos examinándola en silencio.

El camarero, que no ha perdido detalle de la escena, se acerca por detrás y le susurra en esa voz tan familiar: “Vamos, Cristina, olvídate de este per­dedor. Acompañame al almacen. Vas a ser mía”.

FUTURO DISTÓPICO: El prisionero

Los guardias imperiales, siempre acompañados por sus perros genética­mente modificados, eran los seres mas crueles y despiadados que queda­ban en el planeta. Juan hacía tiempo que intuía la amenaza de un infil­trado en la prisión pero no sabía quién era. Empezó a vislumbrar su rescate cuando un guardia y su perro entraron en su celda dejando la puerta abierta. Mientras el guardia le interroga, una sombra se acerca en silencio por detrás del guardia levantando un cuchillo.

El perro, girándose con rabia, logra arrancarle el arma con sus fuertes mandíbulas. Todo ocurre en décimas de segundo, y cuando Juan empieza a comprender lo que está ocurriendo, el perro vuelve al ataque mordiendo a su propio dueño de una certera dentellada en el cuello dejándolo tendido en un oscuro charco de sangre. “No hay tiempo para explicaciones”, le dijo el perro. “Ni a los prisioneros ni a los guardias les interesa que sigas con vida”.



Mañana haremos el mismo ejercicio pero con los típicos finales de episodio. ¿Alguien se atreve a dejarnos en comentarios cómo el buen doctor daba con la solución a su misterio médico?

Sherlock House


Sherlock House


Ayer decidimos buscar patrones en los guiones de alguna serie televisiva de detectives, y prometimos que hoy escogeríamos una.

¿Qué tal ‘House’? No estaba en la lista de ayer, y no es una serie de detectives, pero precisamente por eso es ideal. La idea era aislar las técnicas y aplicarlas en otro medio (novela en vez de televisión), y en otro género (fantasía o romance en vez de policíaco). ‘House’ se encuentra a medio camino: una serie que adapta patrones de historias de detectives, a historias de médicos. Son sus mismos creadores los que reconocieron que el personaje del Dr. House, es Sherlock Holmes con bata blanca. Holmes suena a ‘homes’ (hogares) y House significa casa. Los dos residen en el número 221B. El compañero de Holmes era el Dr. Watson, y a House le acompaña el Dr Wilson. Los dos son músicos y drogodependientes.

Los capítulos de House tienen un comienzo muy característico que mañana analizaremos para adaptarlo a nuestros propósitos ¿Te acuerdas de cómo suele ser ese planteamiento?

Por ejemplo: Un accidente de tráfico; una mujer está herida, sangra. Piensas, ‘esta mujer será la paciente del episodio de hoy’. Se acerca un hombre para ofrecer su ayuda, llamar a una ambulancia, y ese hombre…

¿Qué pasa ahora?

Clases gratis de escritura creativa en la tele


Clases gratis de escritura creativa
en la tele

La parilla televisiva está abarrotada de series que intentan terminar cada episodio con una sorpresa. ‘Bones’, ‘Castle’, ‘Mentes criminales’, ‘Caso abierto’, ‘Numb3rs’, ‘NCIS’, ‘CSI Nueva York’, ‘CSI Miami’, ‘CSI Las Vegas’, perece mentira que haya tantos… ¡ah!, claro, y ‘Miénteme’.

Probablemente habrás seguido alguna de estas series para luego aban­donar aduciendo “es que todos los episodios son iguales”. No fue la serie la que cambió de repente. Cambiaste tú. De una forma más o menos consciente empezaste a ver el patrón, esos trucos narrativos que tienen establecidos los equipos de guionistas.

En vez de irritarte, podrías intentar describir cada fórmula de guión y ano­tarla en tu libreta “1001 cosas que pueden pasar en una novela”.

Mañana escogeremos una serie apropiada y comenzaremos a desarrolar unos ejemplos.

Un bestseller secreto


Un bestseller secreto

Hace más de 50 años se estrenó la película “Psicósis”, de Alfred Hitchcock; una obra maestra con final sorprendente. Ese giro argumental era tan importante para el director que prohibió a los actores dar entrevistas promocionales por temor a que desvelaran el final. Como el guión estaba basado en una novela, Hitchcock le encargó, a una ayudante de su equipo, comprar todos los ejemplares de ese libro que pudiera localizar. Una manera muy especial de llegar a ser bestseller sin apenas lectores.

¿Has leído muchas novelas con un final que lo trastoca todo en las últimas páginas dejándote con la boca abierta? ¿Te gustaría escribir una así? (Hay técnicas).

Si tu novela gusta, ese lector se lo comentará a quien le pregunte. Si consigues un final apoteósico, no esperará a que nadie le pregunte; nada más acabar la última página llamará por teléfono a su mejor amigo para insistir en que se lo compre.

Otra vez a la piscina

Si no viste el post de ayer, lo encontrarás aquí.

¿Te diste cuenta de qué forma tan hábil el socorrista logra poner un flotador bajo la bañista en apuros? Probablemente, no. Como tampoco es que estés estudiando para realizar ese trabajo, es fácil que no te hayas fijado. Ahora que lo sabes, si vuelves a visionar el vídeo, lo verás enseguida.

De la misma forma, cuando una persona lee una novela, no se fija en las técnicas que está utilizando el autor (ni falta que le hace, déjale disfrutar).

Una persona que desee escribir hará bien en releer sus novelas favoritas. Porque como ya conoce la historia, podrá fijarse en el por qué le llegó a enganchar, cómo le hizo llorar, qué recursos utilizó para sorprenderle o emocionarle.

Tírate a la piscina


T írate a la piscina

Todos apreciamos el trabajo de los salvavidas cuando vamos a la piscina. Te proponemos una prueba: intenta realizar su trabajo en el minuto y treinta y cuatro segundos que dura este vídeo. Seguro que después, aún les admirarás más.

En algún momento de esta grabación, un niño comenzará a luchar por su vida. Intenta ver de quién se trata antes que el salvavidas.



Después de ese ejercicio, me imagino lo que debe ser mantener ese nivel de atención durante ocho horas y mi admiración adquiere dimensiones catedralicias. Nunca más pensaré que su trabajo es, sencillamente, sentarse al lado de una piscina tomando el sol.

El próximo ejercicio es para las personas que disfrutan tanto de leer que no escriben. No se ven capaces. Bueno, yo nunca seré un salvavidas, pero me vino bien el ejercicio anterior.

Escribir un relato corto, aunque luego no se lo muestres a nadie, hará que aumente tu placer al leer los escritos de otros.

Ser o no ser original


Ser o no ser original

¿Recuerdas el ejercicio de ayer?

Puede que pienses que si reutilizas y adaptas acciones que has leído en otros libros, no estás creando realmente una nueva historia.

Está bien, echemos una ojeada a una exitosa y original película de Disney, “El Rey León”. No se parece ni a “101 Dálmatas”, ni a “Buscando a Nemo”, ni a ninguno de los más de 50 largometrajes animados que han producido desde “Blancanieves” en 1937. La trama tampoco nos recuerda a ninguna otra que hayamos visto o leído, ¿no?

Pues según los propios creadores de la película, está basada en “Hamlet” de William Shakespeare, con leones como protagonistas, y con alguna que otra pincelada de Macbeth y de la historia bíblica de Moises.

¿Alguien se anima a releer el post de ayer?

Cosas que pasan


Cosas que pasan

Si el ejercicio de ayer te pareció util, pero tuviste problemas en la elaboración de una historia con la pareja que te tocó, quizás te interese el ejercicio de hoy.

Haz una lista con los hechos relevantes de la última novela que has leído, y luego haz crecer esa lista con otras novelas, películas… Intenta ser lo más genérico posible. En vez de: “Juan Rodriguez se suicida porque Marta López le dice que Juana Sánchez le ha sido infiel”, simplifica con: “Un hombre se suicida porque una amiga le dice que su mujer le ha sido infiel”. Aún puedes ser más esquemático si obvias el género de los personajes para que pueda referirse a hombres, mujeres, extraterrestres o hamsters: “B cuenta a A un hecho desagradable sobre C. A reacciona muy mal”.

Hemos trabajado la frase para tener dos variantes, dos diferentes finales. Cada una de ellas sirven para historias bien distintas:

Variante 1) “B cuenta a A un hecho desagradable sobre C. A reacciona muy mal: Luego resulta ser mentira y A se enfada con B”.

Esta fórmula puede dar lugar a: “María le comenta a Juana que Jorge le ha dicho al profesor que han copiado en el examen. Juana se lo confiesa a sus padres (mejor que se enteren por ella) y se lleva una bronca. María había oído mal, Jorge sólo dijo que tuvo la tentación de chivarse, pero no lo hizo. Al descubrir este hecho, Juana se enfada con María”

Y también a: “La flota imperial recibe un mensaje de la base lunar. Los G’talryn atacarán la tierra en dos horas. La flota acude a defender la tierra, dejando a marte indefensa ante el verdadero ataque. Después del desastre, la flota tiene motivos para sospechar que la corporación lunar trabaja con los invasores, y por eso dieron el falso aviso”.

Variante 2) “B cuenta a A un hecho desagradable sobre C. A reacciona muy mal provocando un daño irreparable”.

Con este nuevo final podríamos construir: “Un hombre se suicida porque una amiga le dice que su mujer le ha sido infiel”, (nuestro ejemplo original).

Y también: “Un hombre oye en la radio que la tierra ha sido invadida por extraterrestres. Para evitarse sufrimientos y torturas, se suicida”. (Esto ocurrió en 1938, ¿alguien sabe a qué nos referimos? ¿quienes son A, B, C en esta aplicación de la fórmula?)

Resumiendo: cómprate una libreta y escribe en la portada “1001 cosas que pueden pasar en una historia”, y ve haciendo una lista de fórmulas como te hemos explicado arriba. En próximos artículos te explicaremos todo el jugo que le puedes sacar a tu lista.

Dado que queremos buscar inspiración...


Dado que queremos buscar inspiración...
…y dado que la inspiración aparece en momentos inesperados, te proponemos buscar nuevas ideas creando combinaciones aleatorias de elementos y analizando sus posibilidades.

Busca un dado. Seguro que lo encuentras en algún juego de mesa que tengas por casa. Ahora, la tabla que sigue, nos proporcionará dos prota­gonistas para una posible novela. Tira el dado una vez para la fila, y una segunda para la columna. Por ejemplo, si te sale un 4 y después un 5, uno de los protagonistas de tu historia será un adivino. Repite el proceso para el otro personaje principal.

123456
1ChicoFaunoCientíficoAlumnaMúsicoRobot
2VampiroUnicornioOrcoHadaDuquePiloto
3PirataChicaInteligencia artificialSoldadoViajero en el tiempoCaballero
4PrincesaViejoHuérfanoMutanteAdivinoAutista
5LocoPrisioneroProfetaMoribundoViudoAstronauta
6DoctorPoetaHamsterEsclavoInventorProfesor


Tu inspiración partirá de ahí. Si no te gusta la pareja que te ha salido, te aguantas y la trabajas, por muy “extraña pareja” que hagan. Si te sale “chico” y “chica”, será fácil pensar en una historia romántica, pero difícil que sea original con sólo esa premisa. Si te sale un "hámster" y un "viajero en el tiempo", no será tan fácil, de acuerdo, pero la originalidad está asegurada.

Juega todas las veces que quieras. Estás aprendiendo a convertir una chispa de inspiración en una trama terminada. Cuando, dentro de poco, se te ocurra la idea de tu vida, esa novela que naciste para escribir, tendrás que trabajar mucho para terminarla; pero, en los momentos difíciles, esos de pánico ante la página en blanco, podrás pensar: “después de lo del hámster y el viajero en el tiempo, esto no es nada”.

La chispa


La chispa
Todos aprendimos en el colegio que el agua, ese líquido que hace posible la vida, es H2O: dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Podemos fabricar hidrógeno con un ácido y clavos o ciertos metales, y ese gas, combinado con el óxígeno de la atmósfera, en teoría, se transformará en agua. Pero nos falta el detalle, la chispa. Si acercas un mechero a esa “bolsa” de hidrógeno, con su llama lo convertirás en una gota de agua.

Puedes verlo aquí a partir del 2:30



¿Qué tienen en común este proceso y tu novela? Veamos. Dos elementos, un hombre y una mujer; una madre de familia y una enfermedad; un mago y su némesis; un niño autista y un animal abandonado. Hemos visto estas combinaciones en miles de historias. Incluso podemos tropezar con algunas muy prometedoras en nuestro entorno más inmediato, pero necesitamos esa chispa de inspiración que las haga especiales, dignas de ser contadas…

Así tendrás tu “bolsa” de hidrógeno particular y la llama de tu mechero… pero ¿quién dijo fácil?, a eso le tienes que añadir horas, semanas, meses de trabajo para transformar esos elementos en el ansiado agua: la novela que quieres escribir.

Mañana realizaremos un ejercicio para buscar dos elementos potentes, que nos motiven en la ardua tarea de pasar, de la ilusión inicial al producto final.

¿Te lo digo otra vez?


¿Te lo digo otra vez?
Hoy, en las noticias, el presentador se ha trabado un poco. Para anunciar la vuelta de un programa, que fue un boom en su primera edición, se ha hecho un lío morrocotudo con las palabras y le ha salido algo así como: “Esta noche vuelve el exitoso programa… de éxito”. Nos pasa todos los días, en el lenguaje oral es bastante normal; pero ni te lo puedes permitir si presentas las noticias, ni cuando escribes. Ahí no hay excusa que valga.

¿En literatura está prohibido repetir? ¡Claro que no! Mira la fuerza de esta frase:
Ella odiaba su vida. Odiaba esperar, odiaba temer, odiaba esconderse, odiaba su destino y odiaba sentir tanto rencor.
En esta frase, usamos el recurso de la reiteración del verbo para subrayar la desesperación del personaje, su conflicto interno, su hastío. Pero debemos saber que lo estamos usando y por qué; cuando es por mero descuido, posiblemente nos quede, como poco, feo.

Observa estos dos textos como ejemplos. Hemos utilizado un programa informático que colorea las palabras repetidas. El primer texto es el comienzo de Don Quijote de la Mancha; las repeticiones son en su mayoría artículos y preposiciones. El segundo texto es la redacción de un niño en la que vemos innecesarias repeticiones de sustantivos, verbos, frases completas…




En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera.


Don Quijote es una novela acerca de un hombre llamado Don Quijote que es un hombre bastante viejo y vive en España. En España en esos tiempos muchos hombres leían novelas que eran de aventuras, porque a los hombres viejos les gustan las novelas de aventuras. Don Quijote lee tantas novelas de aventuras, que las novelas se le meten en la cabeza y el hombre se vuelve loco y cree que vive dentro de una aventura en una novela. A mí me gusta la parte graciosa y me gusta cómo cuenta las cosas, aunque a veces cuenta las cosas de una forma muy complicada porque las novelas de aventuras de ahora no son como las novelas de aventuras de antes. Son más rápidas ahora y son más de acción y son más para gente joven y son más ligeras.

Tú, escribe


T ú, escribe

No desesperes. Tu carrera como autor de novelas puede resurgir en un instante.

En 1956 una joven escritora que trabajaba en unas aerolíneas recibió una nota de unos amigos: “No vas a necesitar trabajar durante el próximo año, así que, escribe lo que quieras. Feliz Navidad”. La nota venía acompañada de un cheque por valor de un año de sueldo.

La autora era Harper Lee; la novela que escribió, “Matar a un ruiseñor”; las ventas, 30 millones de ejemplares; la película, 3 Oscars; la moraleja: nunca pierdas la esperanza.

Hay una novela maravillosa dentro de ti; estamos buscando la manera de que llegue a publicarse.

Boca abajo


Boca abajo

El chiste con el que comenzamos este ciclo se basa en un recurso cómico muy común: La inversión. Nos sorprende al final porque le da la vuelta a la historia.

Hoy utilizaremos la inversión en un ejercicio distinto: pervertir la trama de una novela que conozcamos bien para buscar nuevas creaciones literarias. Podemos empezar, por ejemplo, con Harry Potter, que seguro que conocemos todos (aunque no la hayas leído, a no ser que vivas en medio de la selva, sabes de qué va)

Primero, describimos la obra lo más escuetamente posible:

Un niño descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia.

El segundo paso es identificar qué palabras tienen un antónimo obvio. En nuestro caso señalamos éstas:

Un niño descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia.

El tercer paso es nuestro preferido: lúdico, divertido y creativo. Vamos a realizar tres versiones de nuestra frase cambiando, cada vez, una de las palabras marcadas, por su antónimo. Veamos qué posibilidades argumentales descubrimos en cada una.

Primer cambio:
Una niña descubre que sus difuntos padres eran magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia.

No está mal, Henrietta Potter; pero no nos estamos alejando demasiado del original, donde Hermione ya tenía, más o menos, ese papel.

Segundo cambio:
Un niño descubre que sus futuros hijos serán magos y tiene que ir a una escuela muy especial a aprender magia.

Para que cuadrara hemos variado más palabras y un tiempo verbal. No pasa nada, no hay reglas fijas, tómatelo como un ejercicio divertido de creatividad. Déjate llevar. Las alternativas son infinitas. Pongamos que decidimos que un hombre descubre que sus hijos son magos. Pero ¿un adulto asistiendo a la escuela? ¿Por qué no?, puede ser un profesor. Eso girará nuestra tercera palabra: Un hombre descubre que sus hijos son magos y tiene que ir a una escuela muy especial a enseñar magia. No tiene problemas para lograr que lo contraten porque, claro, si sus hijos son magos, lo lógico es que él también lo sea. El personaje nos puede dar muchísimo juego: de profesor de magia sin tener ni la más remota idea. ¡Quiero leer esa novela!

Ahora prúebalo con otras.

Crepúsculo: Una chica conoce a un chico que es vampiro, él no quiere acercarse a ella por temor a transformarla.

Love Story: Un chico conoce a una chica. Él es rico, ella pobre. Sus padres no aceptan la relación. Ella enferma y muere. Padre e hijo se reconcilian.

¿Cuál es la diferencia?


¿ Cuál es la diferencia?

Ayer comenzamos con este chiste:
Un señor entra en la consulta del médico que le pregunta qué le pasa. Como toda respuesta se quita el sombrero y el médico se queda con la boca abierta cuando ve que en el cráneo le está creciendo una rana. "Vaya, qué extraordinario caso", le dice el facultativo. "¿Cuáles fueron los primeros síntomas?" Y la rana responde “La cosa empezó cuando me salió un grano en el culo, y…¡ya ve!"

Un chiste es una historia es sí mismo; podríamos decir que es la mínima expresión de una novela. Un relato corto pero completo, con la ventaja añadida de que sólo necesitamos unos segundos para contarlo y averiguar si funciona (ergo, si lo hemos hecho bien). Existen muchas técnicas de creatividad narrativa para elaborar chistes; una vez aprendes una, ya puedes fabricar docenas de chistes de similar estructura. Esas mismas técnicas son una herramienta muy útil para planificar tramas y escribir novelas. ¿Diseccionamos una? Por ejemplo, del tipo:
¿Cuál es la diferencia entre una soprano y una ballena. Una es enorme y suele salpicar cuando nada, y la otra es un cetáceo que vive en el mar.
¿Por qué es gracioso? Porque sorprende, porque pillamos desprevenido al público. Decimos que las sopranos son enormes (gordas, vamos), pero lo hacemos con un giro. Primero parece que describimos una ballena: gigantésca y que salpica al nadar; después rematamos con una descripción que sólo puede aplicarse a la ballena: un cetáceo que vive en el mar. Cambiamos la perspectiva arrojando el insulto directamente a las carnes de la cantante.

La estructura, pues, sería algo así: ¿Cuál es la diferencia entre A y B? Una es la descripción que parece definir a B, pero que sería un insulto para A, y la otra es la descripción que sólo se puede referir a B.

Ahora podemos fabricar chistes con esta estructura (o mini novelas), en serie. No es un método demasiado ortodoxo para planificar una novela en serio, pero practicando con estos ejercicios tendremos la mente entrenada y eso, a las musas de la inspiración, les encanta.

Primero escogemos la víctima de nuestro chiste, a la que llamaremos A. Por poner un ejemplo: los políticos. ¿Con qué calificativo les podemos insultar? Hombre, a poco que estemos al corriente de las noticias, “ladrones” podría ser un adjetivo apetecible. Ahora necesitamos a B, y tendría que ser algo que se idenfique con nuestro insulto. ¿Qué tal la mafia? Excelente. Ya tenemos el principio del chiste:
¿Cuál es la diferencia entre un pólitico y un mafioso?
Ahora necesitamos la descripción que parece definir a B, mafioso, pero que en realidad utilizaremos para insultar a los políticos:
Uno es un miembro de una organización que se dedica al robo y la extorsión.
Y rematamos con la descripción que sólo puede identificar a B:
Y el otro es de la Cosa Nostra.
El chiste entero queda así:
¿Cuál es la diferencia entre un pólitico y un mafioso? Uno es un miembro de una organización que se dedica al robo y la extorsión, y el otro es de la Cosa Nostra.

Os vamos a poner deberes que esperamos dejéis en comentarios.

Un chiste burlándose de la comida inglesa. A=comida inglesa, B= una piedra. Tienes que buscar el resto.

Un chiste burlándose de los de La Tuna. A=La Tuna. Aquí te falta B, las definiciones y el remate. ¡Suerte!

Que no te salga rana


Que no te salga rana
Un señor entra en la consulta del médico que le pregunta qué le pasa. Como toda respuesta se quita el sombrero y el médico se queda con la boca abierta cuando ve que en el cráneo le está creciendo una rana. "Vaya, qué extraordinario caso", le dice el facultativo. "¿Cuáles fueron los primeros síntomas?" Y la rana responde “La cosa empezó cuando me salió un grano en el culo, y…¡ya ve!”.

En los próximos días analizaremos algunos aspectos creativos relativos a este chiste; hoy nos contentamos con una reflexión.

¿Conocías el chiste? Puede que no, y no es porque sea nuevo. Todo lo contrario, es un chiste bastante viejo; tan viejo que se ha dejado de contar y se ha recuperado ya varias veces. A un miembro del equipo de Soncritores se lo contó su abuelo en los años 60. Pasa lo mismo con la moda, que vuelve a ponerse de actualidad de vez en cuando.

Si buscas ideas para una novela no descartes buscar inspiración en temáticas que estuvieron de moda en el pasado. Desde el éxito de la serie “Crepúsculo” hay una enorme cantidad de variantes del concepto vampiro: Chica conoce vampiro, chico conoce vampira, único humano en un mundo de vampiros; cualquier variante que puedas imaginar, es más que probable que ya se haya trabajado. Stephenie Meyer no encontró la idea para su serie buscando un nuevo enfoque sobre las novelas del momento. Cuando ella estaba escribiendo sobre vampiros y hombres lobo, las librerías estaban llenas de Harry Potter y magos varios. Sin embargo ella se inspiró en leyendas mucho más lejanas. Anne Rice publicó “Entrevista con el vampiro” en 1976, "Drácula", de Bram Stoker se remonta a 1897.

Vamos, que mejor es desempolvar viejas historias que nos sirvan de base, de germen, que utilizar lo que está en este momento de moda, porque nos arriesgamos a desarrollar la misma idea que docenas de otros autores y presentar un manuscrito a un agente que cuando lo vea, lo rechazará por estar demasiado manido.

La primera conversación telefónica con nuestra actual agente literaria fue:
–Tengo un manuscrito…
–Dime que no tiene vampiros.
–No, no tiene.
–Vale, entonces, sigue.
Además, esta fuente de inspiración es una auténtica delicia: Sherlock Holmes, Tarzan, Don Quijote, Robinson Crusoe, David Copperfield, Spartacus, Ben Hur, El Rey Arturo, El Cid, Romeo y Julieta, Phineas Fogg, Lassie, Miguel Strogoff, Doctor Doolittle, Macbeth, Julio Cesár, Unicornios, Merlin, Peter Pan, Pinocchio, Scarlet O’Hara, Nostradamus, Skippy, Moll Flanders, Capitán Nemo, Heidi…

¡Córcholis, me quieren matar!


¡Córcholis, me quieren matar!

Ayer hablamos de la página web shitsenders.com. El mensaje era “ser siempre amable y cortés en tu correspondencia con agentes y editoriales”.

Hoy utilizamos la misma empresa, shitsenders (los que enviamos mierda) para una reflexión de otra naturaleza. Esta empresa tiene dos páginas: Shitsenders y Poopsenders. Poop es una manera más fina de decir mierda. Hay personas en EE.UU. a las que les ofende esa palabra, así que la empresa decidió cubrir todas las posibilidades. En tu novela no puedes hacer eso. Se imprimirá con el vocabulario que tú hayas elegido.

Y las opciones para esa elección son casi infinitas.

Las palabrotas existen. En ciertas circunstancias se utilizan. Si las extir­pamos de nuestros diálogos, es posible que nos queden irreales y hasta cursis. Si un personaje se de se da un martillazo y se destroza un dedo, no puede decir “vaya, qué molestia”. Si todo nuestro relato está saturado de lenguaje soez, salvo excepciones (por ejemplo, que la temática lo requiera), molestará por innecesario.

La decisión es tuya. Decide la interjección mas cursi y la palabrota más fuerte que quieras y realiza este ejercicio.

Prepara una lista de personajes. Para cada uno, según su personalidad, describe su modo de expresar irritación leve, molestía y enfado

María, 50 años, un poco beata.
1) Vaya 2) Madre santa 3) Señor dame fuerzas
Juan, 15 años, gamberro.
1) Jo 2) Mierda 3) No me jodas
Pedro, 40 años, gerente.
1) Ostras 2) Hostia 3) Mierda
Puedes seguir con este ejercicio con más expresiones y más situaciones. Lograrás que tus personajes tengan voz propia. Igual que en la vida real, al oír una frase pensarás “eso es típico de Pedro”.

Este es un ejercicio para que encuentres tus propios recursos. La escritura no puede ser una acción encorsetada, ni limitada, pero cuanto más pre­parados estemos, mejor. Igual que un atleta: cuanto más ejercicio haga antes de las olimpiadas, más posibilidades tendrá de conseguir medalla.

La respuesta lógica a un rechazo


La respuesta escato lógica a un rechazo

Hemos descubierto una página web bastante curiosa: shitsenders.com. Por muy flojo que sea nuestro inglés, lo de “shit” es inconfundible. No confundir con ‘sit’ que suena similar pero significa sentarse (aunque, bien pensado, shit es un producto que fabricamos sentados).

Shitsenders ofrece un servicio sumamente útil: enviar excremento a la persona que tú quieras. Puede ser de vaca, elefante o gorila, y se presenta en paquetes de litro, o de casi cuatro. Los destinatarios estrella son los típicos vecinos que nunca recogen los apestosos detritos que dejan sus mascotas.

Nosotros, como escritores en potencia, hemos pensado enseguida que la próxima carta de rechazo de una editorial o agente podrá tener una respuesta contundente. Si una imagen vale más que mil palabras, ¡un cagallón por correo, no veas!

¡Para!, ¡para!, ¡para! ¿Nos hemos vuelto locos? ¡Qué idea más insensata! Quién sabe si el día de mañana volverás a topar con el destinatario de tu escatológico regalo en otra editorial, otra agencia o en una firma de libros. Sería una locura hacer un envio así, y no por un tema de cantidad. Ni el paquete de cuatro litros, ni el de litro.

Sin embargo todos tenemos la tentación de enviar una dosis homeo­pática, una tan pequeña que creemos que apenas se va a notar. Nos referimos al comentario sarcástico, a la carta de agradecimiento con una crítica sote­rrada.

“Siento que hayas rechazado un manuscrito que ha gustado a muchas personas con muy buen criterio”.

“Lo seguiré ofreciendo hasta encontrar a alguien que lo sepa apreciar”.

“Hay muchas y muy buenas editoriales”.

No enviarías un bidón de excremento, ni un litro, ni un tarrito, pero ¿estas caquitas de rencor, sí?

Si quieres enviar una nota de respuesta a un rechazo, que sea breve y con un único propósito: que el destinatario piense “no me convenció su manuscrito pero me cae bien”.

Cuélgalo en la red


Cuélgalo en la red

La autopublicación no es nuestra opción preferida. Preferimos, cómo no, que nos publique Destino, Editorial SM o Montena y ver nuestra novela en grandes almacenes y librerías.

Sin embargo, la tenemos colgada en la red. ¿Dónde la puedes ver? No puedes. Utilizamos esta vía como sistema de copia de seguridad. Enviamos a una cuenta de gmail (o hotmail o yahoo) una copia como adjunto. Si mañana falla el ordenador y la copia de seguridad, sólo tenemos que ir a un cíber café, abrir el mail y descargar el documento.

Si se incendia tu casa este verano cuando estés en la playa, ¿tendrías todo lo que has escrito?