¿Ver para creer?


¿Ver para creer?

El cerebro humano tiene la cualidad de saber buscar patrones.

Lo que ves no es la realidad, son puntos de luz boca abajo en la retina que tu cerebro sabe reconstruir en una escena 3d.

Lo que oyes no es música, son cosquillas que reciben unos pelitos que se encuentran en una especie de tubo dentro de tu oído. El cerebro sabe conectar, asimilar e imaginar a tres violines y a una cantante en una iglesia.

Si con tu pluma eres capaz de escribir en una página unas pinceladas bien situadas, será el cerebro del lector el que reconstruirá la historia completa. Mira este vídeo.

Sin techo

Sin techo

Este hombre sin hogar de Sudáfrica se gana la vida haciendo reseñas. Lo encontrarás por las calles de su ciudad leyendo algún ejemplar de su peque­ña colección de libros y, si alguien que pasa por allí siente curiosidad, le hace una reseña verbal de cualquier tomo que elija; si esa persona muestra inte­rés por lo que le ha contando, intentará venderle el libro.

¡Qué vida más dura!

¡Qué vida más pobre!

¡Qué vida más rica!

¿Qué? ¿Cómo?


¿Qué? ¿Cómo?

Hay un vídeo compartiéndose por las redes de un anuncio de seguridad vial. Es impactante, está bien realizado y simula ser de un caso real. En realidad se trata de un montaje de la compañía Volkswagen rodado con actores. Para que tenga más impacto, algunos blogs cuentan que ocurrió de verdad en un cine.



No tengo nada que objetar, me gusta, el mensaje es excelente y se consigue el objetivo a la perfección.

Sin embargo, me viene a la mente otro anuncio que comentamos en Soncritores hace tiempo. Ofrecía un mensaje similar de seguridad vial, pero desde una perspectiva muy diferente. En vez de utilizar el recurso de “basado en hechos reales”, se juega con la creatividad, la ficción y la fantasía. Y también logra el objetivo a la perfección. Aquí está.

Al escribir, tú eliges. Todos los caminos son válidos y tienen potencial. Tan importante es lo que dices como cómo lo dices.

En casa de herrero, cuchillo de metal

En casa de herrero, cuchillo de metal

Soncritores desapareció de la noche a la mañana.

Nos envolvió un cúmulo de acontecimientos negativos apabullante. Si llegamos a contarlos en una novela, nuestra agente rechazaría el manuscrito por ser poco creíble.

Teníamos que tomar una determinación de manera urgente, y así lo hici­mos. Lo aparcamos todo y nos pusimos en modo supervivencia extrema, agarramos nuestro proyecto literario y todos los consejos que por puro placer habíamos regalado a otros autores y decidimos ponerlos en práctica. Utilizando cada post del blog, terminamos el guión, realizamos diversos ejercicios de creatividad, usamos dados, hojas de cálculo… todo lo que habíamos inventado. Pulimos el manuscrito, comprobamos cada frase, analizamos el ritmo y el lenguaje.

Hoy, a las tres de las tarde hemos firmado los derechos mundiales en castellano con Ediciones SM.